Por Luis Alonso Lugo
Associated Press
December 12, 2001
NUEVA YORK (AP) _ En 1973, cuando era una adolescente, Miriam Medina salÃa con un boxeador que la llevó a visitar a su mayor Ãdolo, Muhammad AlÃ, a un gimnasio de Pensilvania en el que entrenaba.
Tras su sesión de entrenamiento, Alà conversó ampliamente sobre su fe islámica con los visitantes. Conmovida por las palabras del pugilista, Medina, puertorriqueña de 48 años criada en Nueva York, visitó por primera vez una mezquita un mes más tarde, y desde entonces profesa el islamismo.
Aunque nunca le dijo al más grande boxeador de todos los tiempos que aquella charla la habÃa encaminado al islam, Miriam Medina no pierde “la esperanza de manifestarle mi agradecimiento algún dÃa”.
Varios hispanos conversos al islam entrevistados recientemente por The Associated Press coincidieron en señalar que desde el 11 de septiembre se han reforzado en los medios de comunicación estereotipos negativos contra los musulmanes, especialmente sobre la relación entre islam y terrorismo y sobre los derechos de la mujer musulmana.
También señalaron que en ocasiones enfrentan crÃticas por profesar una religión que no es habitual entre latinoamericanos.
Ibrahim González, profesor de música del Manhattan College en el Bronx, niega que profesar el islam signifique alejarse de su cultura.
“Los viernes nos reunimos a cocinar y a jugar dominó, porque eso es lo que nos gusta como hispanos. No buscamos arabizarnos por el hecho de ser musulmanes.
Cada cultura absorbe a su manera las religiones”, indicó González, hijo de puertorriqueños nacido y criado en Nueva York que también se convirtió al islam en la década de 1970.
González admite que si bien el islam permite a un hombre tener cuatro esposas también obliga a mantenerlas y a tratarlas sin preferencias. “Además, eso es ilegal en paÃses no musulmanes”, dijo.
A sus 45 años, González tiene 5 hijos y 4 nietos, fruto de sus dos matrimonios. Su primero fue con una puertorriqueña musulmana, de quien se divorció antes de unirse a su actual esposa, una sueca-estadounidense también musulmana.
“Aunque crié a mis hijos como musulmanes, les di libertad para que escogieran. Especialmente los dos mayores son de mente muy abierta. Yo no me considero dogmático, aunque al principio sà intentaba reclutar a todo el mundo”, señaló.
Por su parte, Miriam Medina asegura que el islam concede un tratamiento superior a las mujeres “porque mantener el hogar es responsabilidad absoluta del esposo. Si yo fuera casada pudiera darme el lujo de dejar de trabajar”.
Medina vive con su hija de 32 años y su hijo de 23. Se considera musulmana devota. El año pasado logró uno de los requisitos fundamentales de su religión, el peregrinaje a la Meca, y habitualmente ora más de las cinco veces diarias que como mÃnimo ordena el islam, “para ganar bendiciones adicionales”.
Aunque dice que le gusta vestir el velo que le cubra el cabello porque la “dignifica”, dejó de usarlo en su lugar de trabajo mucho antes del 11 de septiembre, debido a los problemas de discriminación que en un momento le ocasionaron.
Medina es escribiente principal de la corte de menores del Bronx desde 1990 y trabaja en los tribunales de Nueva York desde 1983.
“Entre 1983 y 1990 vivà una situación infernal por mi insistencia en vestir el velo en las cortes. Por ello decidà que nunca más lo usarÃa en mi lugar de trabajo”, señaló Medina, quien prefirió no abordar en detalles.
Medina confiesa que desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, comenzó a ponerse el velo sólo después de subirse al auto “para evitar que se metan conmigo. Pero eso no quiere decir que sea menos devota. Para mà el velo es una insignia de honor. Muestra quién soy”.
El islam exhorta a las mujeres musulmanas a cubrirse el cabello ante hombres que no sean su esposo, como muestra de humildad.
Por su parte, Samantha Sánchez, estudiante de postgrado de antropologÃa cultural en la Universidad New School de Manhattan, coincide en que el “islam es bueno para las mujeres” porque te acepta “por lo que eres y no por como te ves. Las feministas estadounidenses compiten con los hombres. En el islam no competimos, somos aceptadas por lo que somos”.
Sánchez relata que sus padres se enfurecieron cuando ella se convirtió al islam en 1997, pero luego “me respetaron más cuando me vieron crecer y madurar. Antes iba a demasiadas fiestas, ahora estoy más involucrada en actividades religiosas”.
“Yo ahora no como cerdo, no salgo de noche, no bailo, no bebo y me visto diferente. Es todo muy exigente, pero merece la pena. Además, ya me acostumbré al velo”, dijo. Su velo le cubre el cabello.
El Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (Cair por sus siglas en inglés) informó en abril de este año que de los 7 millones de musulmanes residentes en Estados Unidos, 0,6 por ciento, o unas 42.000 personas, son hispanas.
Si bien una decena de hispanas musulmanas se reúnen para orar en el Centro Cultural Islámico, una de las principales mezquitas en Manhattan, las dos únicas organizaciones formales de hispanos musulmanes en Nueva York son La Alianza Islámica y la Latino American Dawah Organization (LADO).
La conversión de hispanos a otras religiones, incluyendo el islam, es motivo de preocupación de la iglesia católica, que pierde cada año 100.000 feligreses hispanos en Estados Unidos, según reportara el 29 de enero del 2001 The Washington Post, citando a la publicación Almanaque Católico.
Ronaldo M. Cruz, director ejecutivo de la Oficina de Asuntos Hispanos de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos, desconoce si la Iglesia Católica ha diseñado plan nacional alguno para evitar la conversión de más hispanos al islam, pero indicó que “seguramente algunas diócesis en California lo tienen”, porque allà es alto el Ãndice de conversión.
“No sabemos mucho sobre esta transición. No sé si el hispano puede sostener plenamente este culto (el islam) y estos matrimonios (mixtos). El sistema familiar y de compadrazgo de los hispanos es muy sólido. No sé cómo podrá verse afectado”, aseveró.
Desde su oficina en Washington D.C., Cruz señaló que es muy difÃcil “obtener cifras de personas que cambian de religión porque es un proceso constante”, pero indicó que conoce “muchos casos de peleas y desaveniencias familiares a raÃz de estas conversiones al islamismo”.
Cruz explicó que comúnmente los hispanos acuden a más de una iglesia en Estados Unidos, en busca de asistencia social o estudios bÃblicos en su idioma.
Cruz dijo que de los 64 millones de católicos existentes en Estados Unidos, 25 millones son hispanos, y se estima que en el 2020 el 50 por ciento de los católicos en Estados Unidos sean hispanos.
Debido a que no hay una mezquita exclusiva para los hispanos musulmanes, no hay cifras exactas de cuántos residen en Nueva York. Ibrahim González, el portavoz de La Alianza Islámica, estima el número en 2.000, pero Samantha Sánchez, directora fundadora de LADO, maneja una cifra de entre 5.000 y 8.000.